En la historia moderna, México inauguró en 1895 una cancha de Cesta Punta llamada Eder Jai. Poco después se construyó el segundo frontón, el "Jai-Alai", en vista del éxito que había tenido el primero. No existían a fines del Siglo XIX espectáculos deportivos en nuestra capital y se estableció en el gusto de los aficionados apenas empezaba esa temporada.
Se abrió para entonces, con el espectáculo en pleno auge, el frontón "Nacional", ubicado en la calle de Iturbide, pero un decreto gubernamental cerró los frontones, al quedar prohibidas las apuestas.
Sólo el "Nacional" reabrió sus puertas en 1906. El frontón Hispano-Mexicano se inauguró en 1923 y, por fin, en 1929, se abrió al público el gran frontón "México", cuya existencia se debe a Carlos Belina, impulsor del juego de la Cesta Punta.
La pelota vasca no sólo vino a fomentar el espectáculo en el aspecto deportivo, sino también en el familiar y encontró eco en la vida de los mexicanos. Especialmente en las zonas de la colonia San Rafael, primero, y en las de la Cuauhtémoc, Polanco, Roma, sin faltar en las más lejanas como Tacubaya, Mixcoac y Azcapotzalco.
Continuamente había nuevas construcciones y los ricos de la época, que conocieron los primeros frontones de México, mandaron construir canchas familiares en los patios o jardines de sus residencias.
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